Historias viajeras

Como buen culo inquieto, no me gusta ni un pelito estar parada, por lo que siempre que tengo ocasión, me doy un viajecito. En el último año he vivido Francia, Bruselas, México, Cuba, Thailandia, Los Países Bajos, Luxemburgo, España y Australia y, como en la vida, en cada uno de esos viajes me he cruzado con gente que me ha hecho sentir cosas especiales.

Unas pocas personas cambiarán tu vida para siempre. Ve y encuéntralas. (Nicolas Haralambaous).

He reunido aquí algunos micro-relatos de aquellos encuentros para poder compartirlos contigo, espero que los disfrutes.

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Marcus es tan alto que podría ser holandés y tiene una voz que tiembla el mundo cada vez que habla. A sus 40 y tantos ha decidido animarse a montar su propia empresa audiovisual y a pesar de parecer un tipo serio ¡resulta que hace monólogos!

Esta noche ha caído una tormenta universal y yo la he acompañado con una deliciosa crema de verduras y el vídeo la actuación de Marcus. Él ha tenido la paciencia de explicarme todos los chistes que yo no entendía y, a pesar de su marcado acento australiano, me he reído mucho más de lo que esperaba.

Marcus me ha recordado que la risa es un idioma universal y que no hay nada tan mágico como el hacer reír a los demás.


La primera cosa que le dije a Balbina fue en inglés y la segunda fue una broma. Desde que nos conocimos en clase de holandés nos hemos desternillado viendo a un hombre intentando meter cuatro sillas de salón en un Mini, bebiendo vino mientras charlábamos con desconocidos del otro lado del mundo, nos hemos paseado un día entero desnuditas entre cientos de personas y hemos visto a un hombre beber de una piscina…

Contra todo pronóstico, ambas aprobamos y ahora cuento con un diploma de holandés, unos divertidos recuerdos y una amiga al otro lado del mundo.


Martin es francés y lleva 3 meses viajando. Todo comenzó cuando se fue dos semanas de hosteópata voluntario para unos niños de Senegal. A Martin le encanta África, los niños y que todo el mundo le llame Marta, según él, la pronunciación es más fácil…

Tras dejarle claro que ‘Marta’ sólo hay una y soy yo, hemos hablado del hostal que montaríamos en Pai mientras disfrutábamos de un genial desayuno con frutas tropicales.


A Stefan le he conocido esta mañana cuando me ha preguntado si podía desayunar conmigo. Sus historias del día que pasó perdido con una motocicleta en las montañas del norte de Tailandia me han puesto los dientes largos. Al final he decidido dejarme llevar y confiando en que ir con él me daría la tranquilidad necesaria, he superado el susto y me he apuntado a su aventura motorizada.

La decisión ha merecido la pena y la recompensa ha sido un día inolvidable en compañía excepcional conduciendo entre montañas y selvas. Eso sí; ¡¡siempre por la izquierda!!

Stefan me ha recordado la importancia de confiar, de dejarse llevar…


Martina es brasileña y lleva un año viviendo en Australia. Tras haber estudiado Gestión y Contabilidad en su país, se mudó al gran continente en busca de una vida mejor. Según me ha contado, trabajando aquí de limpiadora, menos de la mitad de horas de las que trabajaba antes cobra 4 veces más y tiene tiempo para disfrutar de la vida. Según me ha contado, se enamoró la primera vez que vio salir la luna que fue en Australia, pues debido a la inseguridad en Brasil, nunca pudo estar en la calle a la hora que se hace de noche.

Martina me ha hablado de la vida en San Paoulo y yo me he enamorado de la forma en que lo pronuncia. Según ella, es muy agradable hablar conmigo y para mí ha sido un regalo escucharla mientras me ha recordado el valor de las cosas importantes en la vida y del tener tiempo para disfrutarlas.


Cristine sueña con celebrar su 30 cumpleaños en Italia, disfrutando de la gastronomía mediterránea en compañía de su mejor amiga. Originaria de Melbourne, se mudó a Byron Bay porque «es el lugar en el que todo el mundo quiere vivir» y tras haber trabajado infinidad de años de camarera, hoy es la encargada de comunicación del evento de caridad más mediático del país junto a un equipo que rebosa ganas de vivir.

Cristine es mi nueva compañera y dice que le gusta mi energía, que hablo como un libro de autoayuda y que siente que puedo ser la «pequeña personita que le haga cambiar su vida». A mí me apasiona la labor que hago con Cristine y soy pequeña y personita, así que… ¡tengo parte del trabajo hecho!


Vivi es alemana, pero lleva 8 años viviendo en Australia. Ella trabaja en la universidad en la que yo estudio y tras medio minuto de conversación hemos descubierto que ambas somos buenas amigas de Jara y nos hemos reído comentando lo pequeño que es el mundo.

Vivi me ha dicho que me compre un coche y yo… me lo estoy pensando!! 🤣


Charlie me contó que un viaje a Australia fue el detonante de su cambio de vida. Puede contarte experiencias vividas en casi todo el mundo, dice que no ha visto cosa como el tráfico en Hanoi y que no cree que vuelva a ver la vida como antes.

Looking forward to Australia…


Barbara dice que con el esfuerzo invertido en su PHD es como si hubiera trabajado 5 años. Ahora, como recompensa, se dedica a viajar y a vivir las cosas que los libros no pueden enseñarle.

Próximamente seguirá su viaje hacia el sur del planeta, hemos quedado para tomarnos un café en Gold Coast en un par de semanas.


Emily se ha tomado un año sabático tras el instituto para descubrir qué quiere hacer con su vida. A sus 19 años ha recorrido 4 continentes, dice que le empezó a gustar la cerveza por necesidad y que si uno no es suficiente, se tomará otro año sabático.

Emily me explicó acerca de la producción de heroína en Birmania y su poder sobre el control del mercado internacional y yo le expliqué la estructura semántica básica de una broma y aclaré sus dudas acerca de la armonía y la calidad del directo de Imagine Dragons.


A Esther la hice reír antes incluso de conocerla. Quedamos para tomar un café, pero nos confundimos y acabaron siendo dos cervezas… Las ilusiones de la vida de Esther son viajar por el mundo en una van, hallar su vocación y, desde hace muchos años, ir a Australia. Todo esto y mucho más me lo ha contado hoy, paseando por una playa australiana mientras veíamos un atardecer que quitaba el hipo. La vida… es increíble.


A Barbara la conocí tomando cerveza en la acogedora terraza de una casita de Ayutthaya (en Tailandia). Ella me contaba que es alemana, que tras finalizar sus estudios se ha dedicado a viajar mientras a mí se me llenaban los ojos de lágrimas hablándole de lo que, hasta hacía 15 días era mi vida.

Barbara había visitado no sé cuántos países y yo le preguntaba con curiosidad por cuál creía que sería su reacción al volver a una vida más asentada. Y de eso mismo charlábamos ayer, esta vez sin cerveza, sentadas en una inmensa playa a cientos de kilómetros de aquella casa tailandesa mientras el sol se escondía tras las imponentes montañas del horizonte y el mar.

La vida es increíble y Barbara también.


A Diego le conocí en una sesión de monólogos en un pequeño hostel de La Haya y tras dos cafés, unos vinos y una noche de fiesta por Rotterdam, crucé el mundo para visitarle. Juntos desayunamos en una terraza de Mexico mientras los chilaquiles se mezclaban con la conversación. Junto a Diego bebí Margaritas, escapé de la Scape Room del terror, paseé por Cholula, participé de un posado desnudo para pintores nobeles y me jugué la vida montándome con una loca en el viaje en Uber más gracioso de mi vida.

Con Diego me he reído de esa manera en la que te duele el pecho y te falta el aire. La vida te sorprende y te regala cosas bonitas como mi amigo Diego si le dejas.


Judit es de Barcelona y lleva 4 meses en Australia aprendiendo inglés while she’s living the dream. Judit se me acercó preguntándome sobre la camiseta de la empresa de buceo de Tailandia que llevaba puesta. Ella se rió de mis chistes mientras yo, por dentro, le agradecía a PuraVidaDiving que me ayudara a hacer amigos desde la distancia.

¡La vida es increíble!


Cuando veía a Martín pasar por los pasillos de mi oficina siempre pensaba «¿quién será ese chico tan guapo de la barba?». Un día me habló y desde entonces nos convertimos en amigos, compañeros de oficina y de vida. Con Martín me fui de boda, crucé 4 países en un fin de semana, ¡¡CUA-TRO!!, reí hasta reventar, bailé, canté, cociné, lloré como hacía años que no lloraba y construí un hogar lleno de vida.

Martín utiliza pila de expresiones uruguayas, y además de ser el chico guapo de la barba, da unos abrazos que te tocan el alma y monta unos muebles de Ikea ¡que da gusto verlos! Sabiendo que puede encontrarse con gente como él, ¿cómo va alguien a no querer seguir caminando por la vida?

Cuando veía a Martín pasar por los pasillos de mi oficina siempre pensaba «¿quién será ese chico tan guapo de la barba?»


En el tren camino a Chiang Rai conocí a Tomas, un suizo que dice que se hizo «un poco rico» montando una pastelería en Australia.

Fuimos a comer juntos y mientras charlábamos me contó que hace 10 años ‘se aburrió de trabajar’ y ahora se dedica a cuidar su jardín y a hacer alguna escapada cuando se aburre.

Tomas me contó historias increíbles de la India, me enseñó los mejores lugares de Chiang Rai y me dijo que me pensara bien lo de mis planes porque si voy a Australia será para quedarme…


Claudia me enseñó un nuevo verbo mientras me hablaba de Frida Kahlo. Charlando descubrimos que a las dos nos gusta la cerveza, las cosas grandes (Buda, por supuesto..) y que ambas pasamos la noche del viernes llorando.

Fuimos en bici, nos reímos y sin conocernos de nada cada una fue para la otra la compañía que necesitaba.

Bravo por las mujeres valientes como Claudia.

Fuimos en bici, nos reímos y sin conocernos de nada cada una fue para la otra la compañía que necesitaba.


Continuará…